
Lee y el texto y responde a la pregunta:
La salud de Napoleón Bonaparte, el hombre más poderoso de su tiempo, era más bien precaria y le pudo pasar factura alguno de los momentos más decisivos de su vida. Sus problemas digestivos comenzaron a manifestarse cuando el joven Napoleón apenas contaba 28 años. Debido a su estreñimiento crónico padeció de hemorroides y sus posteriores preocupaciones por el declive paulatino de su imperio le llevaron a sufrir migraña, cálculos y cólicos. Para el gobernante francés la alimentación era una cuestión secundaria y no dedicaba demasiado tiempo ni a sus comidas ni a deglutir lo que comía. [...] Todos los historiadores coinciden en que Napoleón pudo haber perdido la decisiva batalla de Waterloo, el 18 de junio de 1815, librada entre el ejército imperial francés y las tropas británicas y prusianas al mando del duque de Wellington y del general von Blücher por un repentino y violento ataque de hemorroides. [...] Aquella mañana, en lugar de atacar más temprano como estaba previsto, Napoleón se vio obligado a demorar el ataque ante la imposiblidad de subirse a su caballo. [...]. La tensión y los nervios provocaron que los músculos del esfínter de Napoleón se tensaran de tal manera que el emperador francés sintiera intensos dolores hemorroidales que le obligaron a tomar baños para calmar las molestias. Cuando pudo hacerlo, la climatología adversa y otros errores de estrategia militar facilitaron la victoria de las tropas prusianas y británicas. ¿Cómo sería la Europa del presente si las hemorroides de Napoleón no le hubiesen impedido aplicar la correcta estrategia militar en la última batalla?
José Miguel CARRILLO DE ALBORNOZ, Las hemorroides de Napoleón y otras 499 anécdotas que pudieron cambiar (o no) la historia, Styria, Barcelona, 2009
PREGUNTA: ¿Qué dice Napoleón? Piensa una frase con la que rellenar el bocadillo de la imagen superior.
Esta afirmación por llamarla de alguna forma, es completamente falsa.
ResponderEliminarSi bien es cierto que Napoleón padeció desde joven problemas digestivos, no existe documento alguno que pruebe que el Emperador tuviera hemorroides en Waterloo (15-18 de Junio 1815).
Reducir la complejidad de Waterloo, una de las grandes batallas decisivas de la Historia, a una simple inflamación anal causa la risa inmediata entre los entendidos del periodo napoleónico.
Waterloo ha sido analizada desde prácticamente todos los ángulos estratégico-bélicos gracias al laborioso trabajo de autores serios como David Chandler, Max Gallo, Alessandro Barbero, Peter Hofschröer, Jean-Claude Damamme, Andrew Roberts, Bernard Cornwell, Arthur Conan Doyle, etc...
Saludos,
Europa Napoleónica
http://europanapoleonica.blogspot.com/
Las hemorroides son capaces hasta de no dejarlo dormir a uno. Casi dan ganas de llorar. Creo que Napoleón ni siquiera se acordaba de la famosa batalla si es cierto que en ese momento tenía hemorroides con dolor agudo y si él no coordinaba las estrategias personalmente los subalternos no sabían que hacer. Es un tema que tal vez hasta cause risa pero quién nos asegura que no sea cierto. Si alguien tiene este problema y ya probó de todo escríbame a espinozaruelas@hotmail.com yo tengo el remedio para una cura definitiva. Ojalá Napoleón me hubiera contactado, a los ingleses y a los prusianos les hubieramos dado hasta con el balde.
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