
Ahora que el Eyjafjalla causa estragos en toda Europa, Cayetano Mas, mi profe de Historia Moderna en la carrera, explica en este artículo que no es la primera vez que los efectos de un volcán islandés se dejan sentir en todo
continente y que las consecuencias que
ahora
padecemos pueden resultar una anécdota si miramos a la historia. ¿Sabíais que una erupción volcánica pudo ser la causante de las malas cosechas y las hambrunas que condujeron a la Revolución Francesa? Pues yo tampoco.
Cuidado con la erupción
CAYETANO MAS GALVAÑ. Anda el personal algo más que revuelto e incómodo estos días con el problema causado por la erupción del volcán Eyjafjalla; el caos es tal que los británicos están organizando una operación de rescate de sus nacionales que bien puede dejar pequeña a la de Dunquerke de 1940; y ya se está comenzando a hablar de las pésimas consecuencias económicas sobre la esperada recuperación europea que el asunto puede tener si se prolonga. A todos ellos, lo único que puedo decirles es algo muy sencillo: podría ser bastante peor; y de hecho, ya lo ha sido en otras ocasiones.El 8 de junio de 1783, el Laki -otro volcán islandés, muy cercano al Eyjafjalla- despertó de su sueño, y en una erupción que duró nada menos que 8 meses, lanzó a la atmósfera -entre otros componentes- más de 120 millones de toneladas de óxido de azufre, gas irritante y tóxico que en la atmósfera se transforma en ácido sulfúrico. Entre los efectos de estos aerosoles volcánicos se encuentran la lluvia ácida y la destrucción del ozono, así como un efecto de enfriamiento en superficie durante los años inmediatamente posteriores a la erupción.Las consecuencias fueron catastróficas en Islandia, donde la alteración sobre las cosechas, los ganados, y los alimentos causó una fuerte hambruna, (acompañada de intoxicaciones por flúor también emanado por el volcán), que llevó a la tumba a un 25% de los islandeses. También la nube se extendió en pocos días por gran parte de Europa, desde Bergen (en Noruega), pasando por Bohemia, Brandemburgo, la zona de París y Normandía, para finalmente entrar en Gran Bretaña hacia el 23 de junio. La neblina producida fue tan espesa que los barcos tuvieron que permanecer en puerto y el sol fue descrito como del color de la sangre. La inhalación de gases elevó también la mortalidad allá por donde pasó la nube, causando la muerte -sólo en Gran Bretaña- de unas 23.000 personas. El verano fue tormentoso y el invierno siguiente extremadamente fríoÉ Los efectos del Laki venían a sumarse, de este modo, a la pulsación fría y extremosa que caracterizó la dinámica climática de aquella época (conocida como "anomalía Maldà", parece que coincidente además con un "Niño" especialmente intenso). Como el hambre suele poner de bastante mala leche, hay quien afirma sin titubeos que las dificultades en la producción de alimentos causadas por el Laki cabrearon tanto al personal en Francia, como para inducirles a tomar la Bastilla o hacer rodar en la guillotina la coronada testa de don Luis XVI.Y el caso es que no fue esa la única gran erupción volcánica de la época. No mucho después, en 1815, la erupción del Tambora (en Indonesia) fue la más grande registrada en tiempos históricos, perturbando el clima mundial hasta el punto de que el de 1816 ha sido conocido como "el año sin verano". No sé si al Laki tuvo algo que ver con el Sturm und Drang, pero lo que está claro es que sin las inclemencias de aquel verano frío y lluvioso quizá nunca habrían tenido lugar las conversaciones, celebradas al amor de la lumbre, en las que Mary Shelley, retirada junto con su marido en la villa ginebrina de Lord Byron, concibió su magistral "Frankenstein".Lo que está ocurriendo, por tanto, no tiene nada de extraño. No es la Naturaleza la que ha cambiado, aunque ciertamente este año anda un poco movida. Simplemente, nos está dando una lección acerca de quién manda, de cuáles son sus ritmos (en esta caso geológicos), en qué consiste un fenómeno verdaderamente global, y qué lugar ocupamos exactamente los hombres en la estructura del mundo. Ante eso, ustedes pueden si quieren cabrearse con la compañía aérea, con el gobierno, volver a tomar la Bastilla, o adoptar la actitud del "chifla, chifla, que como no te apartes tú", pero les aseguro que el Eyjafjalla seguirá a lo suyo mostrando una perfecta indiferencia, por no decir olímpico desprecio, ante nuestras miserables cuitas diarias.Información, 21 de abril de 2010
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